miércoles, 26 de enero de 2011

Contradicción

Contradicción es aceptar tu egoísmo para después reclamar el mío.
Contradicción es incendiar el invierno para luego quejarte de frío.

Contradicción son tus manos, tus besos y tus ojos que dicen no saber amar, que fingen no tener recuerdos.

sábado, 24 de julio de 2010

Si quiero ser tuya durante muchos mañanas es porque así lo deseo en ese momento y no debes preguntar nada, sólo tomarme y llevarme contigo, poseerme mientras dure el encanto.

Si me amas, que sea para siempre. Para siempre y que sea yo tu único amor, lo más importante en tu vida. Aunque me enoje, aunque sea insoportable, aunque te diga que no lo hagas.


No lo intentes cuando soy hostil y fría, no estoy pidiendo ser salvada, ni reclamo tu atención de ese modo.

Y si me dejas, que sea para nunca volver, que sea porque se ha muerto todo -el amor, tú, yo, nosotros-, que no haya nada después, pues sólo muriendo se va el amor, y si ya está muerto tú y yo no debemos vernos más.

miércoles, 14 de abril de 2010

Ni dormida ni despierta. Apuro el paso con impaciencia pero la prisa pesa y no me deja avanzar.
Me detengo a observar y escribo. Escribo con los ojos casi cerrados, de pronto no me es posible descifrar lo que digo. Dije que escribo lo que observo pero no es cierto: apenas y puedo ver. Escribo lo que imagino, e imagino cosas que no entiendo. Borrosas postales de Madrid con tu sonrisa en cada una -pudiste haberme dicho que te fuiste un año entero a Madrid-, futuros fines de semana que erizan mi piel -son tus manos, tus labios, eres tú-, sueños de sueños que se difuminan con la realidad al llegar el alba -como dormir al amanecer, como amanecer soñando-.
Mi imaginación no termina de dormir o de despertar, las imágenes aún no son claras. De pronto abro los ojos y el diario está ahí, frente a mí. EL diario, pero no MI diario; el diario que aún no sé cómo llegó a mis manos -tal vez sólo lo estoy imaginando-. Es el diario de Sylvia, sus palabras reflejan lo que yo no puedo expresar aún. Es su diario pero es mi momento.
Sigo caminando, ya despierta, con el resquemor de no saber si fue un sueño o pura imaginación. O tal vez ambos. El camino ya no es pesado, y el pasado inmediato no es claro; lo único que llena mi mente son aquellas palabras ajenas que me encontraron como por casualidad.

Puedo elegir entre ser incansablemente activa y feliz o introspectivamente pasiva y triste. O volverme loca rebotando de un extremo a otro.
-Sylvia Plath

jueves, 23 de julio de 2009

Confesiones de un corazón sonámbulo

Nota de la imaginadora: Aún es un borrador, pero no podía dormir sin saber que en cualquier momento él podría tener acceso a estas tribulaciones que llenan mi ser día a día


Tú no querías nada de mí, mas que yo te quisiera, y reías para no llorar porque yo no lo hacía, no como tú. Aún así te quise, y te quiero tanto todavía que al caer el día, a merced de los recuerdos y a falta de voluntad, me tortura el saber que me alejé de tu lado y no hay forma de regresar, que te dejé pensando algo que era mentira. Sé que cuando estuve contigo jamás pude decirte cuánto te amaba, que temía a esas dos palabras más que a la peor de las maldiciones, pero cada noche en mi incansable deambular entre los espíritus del sueño te lo confieso, segura de que, aunque sean los borrachos los que tienen fama de honestos, somos los sonámbulos los únicos que podemos no mentir y estar concientes de ello, libres de las inhibiciones y prejuicios que arrastramos al estar lúcidos, y de la falta de juicio y el exceso de aplomo que amablemente nos otorga el alcohol.
Sólo sonámbula puedo pensarlo pero segura estoy de lo siento siempre, y es que nos faltó tiempo para compartir mucho de lo que ahora intento reponerte aunque estés ausente. Siempre nos hará falta tiempo, no podremos recobrar aquellos besos que no hemos dado pero que sentimos como fuego en las entrañas, como una sacudida en el alma, como una marca indeleble en la piel.
Somos un imposible que a toda costa quiso evitar serlo, y ahora que no hay vuelta de hoja, ahora que no habrá una próxima vez es cuando puedo decir todo lo que no dije cuando debía.
Nunca quise dejarte el corazón en los huesos, pero remedio ya no hay. Y aunque nunca volvamos a estar frente a frente, sigo pensando en ti, y si bien ya no logro hacerlo de día, ni 500 noches bastarán para que aprenda a olvidarte, sonámbula o no.

viernes, 29 de mayo de 2009

Escritos de sonámbulos, por alguien que imagina serlo

Un sonámbulo (sleepwalker) es aquél que realiza mientras duerme actividades propias del estado conciente tales como caminar, abrir los ojos e incluso hablar. Son por eso recurrentes algunos temas como la noche, los largos pasillos, el caminar sin rumbo, un estado que no es de conciencia pero tampoco de inconciencia total. Sólo al sonámbulo le corresponde definir y describir su experiencia, decirnos si es agradable o notorio para él, narrar la desventura o fortuna que implica andar sin controlar la voluntad. Pero nosotros no somos sonámbulos, y si lo somos lo ignoramos por completo, o acaso nuestra calidad de sonámbulos es una muy distinta de la que imaginamos para poder plasmar aquí. Es la imaginación, en parte, lo que cuenta en este espacio, pero para mí lo es más todo aquello que nos lleve cerca de aquellos que no duermen, las mentes que trabajan sin desearlo, las putas que sueñan con su vida pasada y añoran un futuro en el que son alguien diferente, todo lo que danza entre esos dos maravillosos estados en los que a veces soñamos y a veces dormimos. Seré la mujer que espía desde su ventana a sus vecinos amantes, y espero poder hacerlo con sutileza e ingenio.
Ahí tienes tu bienvenida, Princesa. Que tu boca de fresa sonría, cumplí tu pedido!

sábado, 23 de mayo de 2009

Cárcel de amor

Delirante, caminaba por los pasillos iluminados por una refulgente luna. Caminaba sin tropezar, deliraba sin cesar, pero no era más que una muñeca sin voluntad ni raciocinio. Al terminar mi caminata llegaba siempre al mismo lugar para recibir la misma terapia de cariños y mimos que nunca evitaba que a la siguiente noche regresara a los pasillos. Era una enclenque e inexpresiva prisionera, un juguete, el objeto sexual de un guardián persistente e indiferente a mis primeros rechazos y quejas. No hacía ya nada al sentir aquellas manos que no eran frías sobre mi cuerpo, deslizándose entre mis piernas, desnudando mi pobre estampa, poseyéndome a placer. No sentía ya nada ante las muestras de afecto, ante las dádivas que me prodigaba día a día, noche a noche. Veía sin ver, vivía sin vivir, sonámbula de mi propia existencia. Noche a noche deambulaba por los pasillos de mi prisión, consciente e inconsciente del mundo que había afuera. Era una cárcel de amor, sí, pero cárcel igualmente. Y al volver una noche de mis andanzas fue que sucedió. Me tomó con una violencia superior a la habitual, me arrojó al lecho sin consideración alguna a mi condición, y entonces pude sentirlo sobre mí, dentro de mí. De pronto tomé consciencia de mi situación, de la desidia de mi estado, y me gustó. Y dejé de ser una prisionera, una esclava sonámbula, para ser una cautiva consciente, masoquista de un enfermizo amor, disfrutando de mis deliciosos días de gandulería y placer.

lunes, 4 de mayo de 2009

El Destino de un Sinnombre

-A alguien muy especial, con todo el corazón


Hay un pequeño ser al fondo de un largo pasillo. Puedes caminar hacia él, pero permanecerá siempre lejos. Intentarás distinguirlo mejor, pero la luz sobre su pequeña figura siempre será poca. No puedes verlo, ni podrás verlo jamás, pero sabes exactamente lo que es: es un bebé que no llegó a serlo de verdad, un hijo sin padre ni madre, sin nombre ni sexo, sin futuro ni presente. Es el perfecto reflejo de todos los pensamientos e ideas que, apenas después de ser concebidos, son olvidados o abandonados y quedan flotando a su lado, al final de ese largo pasillo que no conduce a ningún lugar. Todas aquellas ideas perdidas apuntaban a ser algo (un cuadro, un cuento, o una melodía) y nunca lo fueron. Esas ideas pueden perderse o permanecer en el olvido para siempre, o acaso renacer con alguna forma similar a la que pudieron tener, pero aquel ser no lo hará. Su silueta estará siempre cubierta por la sombra de la duda, la eterna interrogante sobre ese futuro que no tuvo. Mas será ese ser, a diferencia de todo lo que lo rodea, el único que tendrá la única e increíble posibilidad de ser imaginado. En algún momento una mente vagabunda lo encontrará, lo llevará a su mundo y lo imaginará. Imaginará que fue un hombre o una mujer, que fue bueno, que fue valiente. Imaginará a un viajero incansable o una huérfana solitaria, una actriz o un héroe. Y ese ser será -sin serlo en realidad- todos aquellos seres. Vivirá todas aquellas vidas, aunque ninguna vaya a pertenecerle. Estará ahí para todo aquel que imagine a alguien, prestándole las infinitas posibilidades para crear cualquier destino con él. No estará vivo jamás, pero nunca morirá. Es y será parte del mundo de la imaginación, donde las cosas son jóvenes y viejas, donde todo es posible, un lugar en el que todo pasa pero nada vive. Porque ese ser no vive, ni vivirá ya, pero en cambio es, y por algún tiempo también será.